domingo, 5 de febrero de 2012

Teorías contemporáneas de la Comunicación.

Los medios de Comunicación dependen, sin lugar a dudas, de la Sociedad en que se desarrollan, pues gracias a la economía reinante ellos podrán mantenerse y las compañías de la Industria Cultural y de las otras clases de Industrias de productos o servicios podrán invertir en la pauta publicitaria de los diferentes medios. Por lo anterior, preocupa demasiado que los intereses de los monopolios económicos y políticos se encuentren homogenizando la opinión pública con el fin de canalizarla en una sola dirección: la de su conveniencia. Pero, también preocupa la dependencia que las masas en la actualidad poseen de los medios masivos, pues muchas veces la verdad no se emite en todo su esplendor, parece que nos llenaran de grandes ríos de información que nos hastían y, como se menciona en la introducción a las teorías Contemporáneas de Blanca Muñoz, producen un efecto narcotizante (efectos de la comunicación en el caso norteamericano) que impide la acción colectiva y nos vuelven agentes pasivos de lo que acontece a nuestro alrededor. Muchas veces nos tapan la verdad, no la cuentan a medias o simplemente es protegida por diversos intereses. Es ahí donde el receptor de la información se debe hacer varias preguntas para no recibir la información "entera".

Liseth Martínez Baquero.




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Por Javier Esteinou Madrid.

La comunicación no es una variable independiente o aislada del desarrollo como lo proponen algunas visiones instrumentalistas de la modernidad (la comunicación por la comunicación misma), sino que por lo contrario es un elemento central de éste, sin el cual no se puede alcanzar el crecimiento. En éste sentido, reflexionando sobre la relación que existe entre comunicación y desarrollo, podemos decir que el crecimiento entendido como el mejoramiento general de los niveles económicos, políticos, culturales, psíquicos y espirituales de la vida de los individuos o de la población, a través de la satisfacción de sus necesidades básicas1, es producto de un conjunto de factores y procesos sociales complejos, dentro de los cuales, el detonador de todos esos elementos es la adquisición de conciencia sobre las realidades o problemas que se tienen que resolver. Esto significa, que para que se produzca un desarrollo material de la sociedad antes se requiere generar un previo crecimiento mental de la misma. De lo contrario, no existen condiciones apropiadas para la gestación del desarrollo: el desenvolvimiento de los individuos, comunidades o de un país, parte de la evolución de su intelecto y no de la multiplicación acumulada de simples acciones materiales. 


 Por ello, pensamos que la revolución más radical de una sociedad se da a partir del momento en que los individuos que la conforman modifican su concepción del hombre, del mundo y de la vida y la llevan a la práctica. La evolución de una nación empieza con su cambio cerebral y no con la simple mutación materia de su entorno.


 La conciencia se forma por la sedimentación de las sensaciones, datos, signos, símbolos, informaciones y sentidos que se reciben y asimilan en el cuerpo y cerebro (hemisferio derecho e izquierdo) y que posteriormente se convierten en emociones, afectividades. Estas a su vez se convierten en directrices, concepciones, principios, valores y visiones de la vida,, que a su vez, se transforman en reacciones, conductas, hábitos, costumbres, tradiciones, historias, inconscientes grupales y bases civilizatorias de la sociedad. De ésta forma, el progreso del pensamiento parte del conocimiento (cognitivo y afectivo) que nuestros sentidos adquieren de la realidad y esto depende del grado de información veraz y oportuna que se recibe de ésta y de la manera como se procesa y asimila. En éste sentido, el hombre y la sociedad son lo que piensan; y al principio del siglo XXI el pensamiento personal y social, cada vez más, se forma y depende del funcionamiento de los medios de información colectivos. 


 De aquí, la importancia vertebral que ocupa actualmente el papel de la producción, difusión, almacenamiento y procesamiento de la información para la superación de los conflictos de nuestra sociedad. Tenemos que recordar que la distribución de información y de cargas emotivas de nuestra sociedad es un insumo central que acelera o retarda nuestro crecimiento colectivo: a mayor difusión, organicidad y objetividad en la circulación de la comunicación, mayor crecimiento de nuestra conciencia nacional y, por lo tanto, avance de la sociedad y viceversa. No debemos olvidar que la distribución de nueva información orgánica en el país, produce nuevas formas de conciencia, que a su vez, generan frescos cambios conductuales que transforman la nación. 


 Hay que tener presente que a principios del siglo XXI los medios de información, particularmente los electrónicos, son grandes alimentadores y excitadores de nuestros cerebros y emotividades, y por lo tanto, de nuestras conciencias. Por ello, la difusión sistemática de realidades y afectividades sobre nuestros principales problemas nacionales a través de los medios de información colectivos, puede provocar un avance cualitativo en el proceso de desarrollo de nuestra sociedad.


 Sin embargo, hay que tener presente que no es la simple cantidad desbocada de difusión de información la que propicia el desarrollo, como lo han señalado las tesis desarrollistas o las ideologías modernizantes de la Libre Circulación de la Comunicación, sino la calidad y organicidad que guarda ésta con respecto a realidad y las prioridades de crecimiento que se requieren resolver. La distribución irracional y saturante de información colectiva, puede generar una sociedad enajenada en su conocimiento, produciendo un estancamiento de la misma.

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